domingo, 8 de junio de 2014

“Gabriel García Márquez, un verdadero genio”
Por Sadyth Macías Ordoñez

“y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra".

Con esta frase Gabriel García Márquez termina su libro, 100 años de soledad, y en mi opinión ésta le otorga un significado final muy diferente, recalcando el sentido de la obra ya indicado en todo el desarrollo del libro. 

Cien años de Soledad es la historia de un pueblo y de una familia ficticia, pero que es una representación de la realidad en la que vivimos, de nuestra sociedad y de cada uno de nosotros, a pesar de que fue escrita hace 47 años, su vigor es patente. Ya que en esta obra se pueden ver todas las alteraciones que se producen a raíz del odio político, las guerras civiles, los intereses económicos, las matanzas, la pobreza, la llegada de inmigrantes, e innumerables cosas más. Y, si bien el autor describe hechos mágicos o fantásticos que no suceden en la vida realidad, hoy en día pasamos en alto o tomamos como "normal" hechos que no deben ser parte de nuestras vidas


A mí se me hizo un poco pesado y confuso  a lo largo de la trama del libro, porque me tenía que referenciar hacia el árbol genealógico, con tantos Arcadios y Aureliano. Los primeros días leí hasta la página 12, y no entendí nada, tuve que leer nuevamente hasta entender la genialidad de García Márquez. Al inició pensé que no entendía por qué éste es el primer libro que leo. Su genialidad está muy presente en su narrativa, y el interés no decae. Y el final me sorprendió, porque rompe precisamente con lo que pensamos de un final feliz, después de tantas penas en la familia, y los manuscritos de Melquiades que estuvieron presentes donde se lee la profecía.

martes, 3 de junio de 2014

¿Macondo existe?
Por Sadyth Macías Ordoñez

Macondo es algo más que un pueblo producto de la imaginación de un genio. Macondo es la Arcadia clásica, es ese místico lugar para perderse y esperar a que el tiempo nos gane la batalla. Macondo no es bonita, ni grande, ni si quiera ofrece seguridad, pero es ese lugar donde todos queremos ir, aunque no sepamos de su existencia.

La procedencia del nombre de Macondo es incierta y Márquez nunca ha querido descifrar realmente su origen. Se barajan algunas tesis, la más importante afirma que Macondo sería la hacienda bananera del pueblo natal del escritor, cerca de la ciudad de Sevilla (Colombia). 

Otras teorías sostienen que Macondo es un fitónimo de la lengua bantú que se refiere al plátano. Por último, Macondo también era una especie de juego de azar, parecido al bingo, que se practicaba en las fiestas de las regiones cercanas

Macondo es un lugar melancólico, el tiempo parece no pasar por él, la costumbre recorre sus calles y el polvo adorna sus balcones. Sus habitantes, los Buendía, son incapaces de liberarse de la soledad, que es innata a ellos. La soledad será el eje central de la novela, pues no abandonará a ninguno de sus protagonistas durante la trama. Será esta soledad la que marcará los tiempos y las acciones de la obra, pues tras esta, se ocultan las pasiones de los Buendía, sus miedos, angustias ante el paso del tiempo, los recelos provocados por sus prejuicios, el desamor, la traición, la injusticia, la locura, el suicidio y finalmente la muerte.


Por Macondo pasan las siete generaciones de los Buendía, pero será el coronel Aureliano, primera persona que nace en Macondo, el que ocupe un mayor protagonismo en el desarrollo de la aldea y sus gentes.